Esta versión del manga Les Gouttes de Dieu consigue algo nunca visto antes: representa de forma visual las sensaciones, percepciones y recuerdos que tenemos cuando catamos un vino. Sólo por esto, ya merece la pena verla, pero hay mucho más.
El reconocimiento de los sumilleres, por fin, está en auge. Estos profesionales que prescriben los vinos para hacer felices a los clientes cada vez están mejor considerados.
Es uno de nuestros winestudents, gran profesional y amigo que actualmente ejerce en Robuchon Madrid y que, como experto sumiller y catador, ¡acaba de alzarse con el título de primer Spanish Wine Master! (premio en el que hemos participado con Ramón Bilbao en la elaboración de las durísimas pruebas). Le damos la enhorabuena, charlamos y brindamos con él. Todo un lujo para The Wine Studio y un ejemplo e inspiración para nuestros alumnos.
La escena se desarrolla en un ambiente festivo y lleno de buen rollo. Los profesores han venido desde diferentes rincones del mundo, han hecho un hueco en sus agendas y se han reunido por primera vez.
Porque una cosa es hacer vino, con sus tiempos marcados por el sol, el clima, y la añada, y con todo el reto que conlleva. Y otra cosa es venderlo. “Colocar” una botella de vino es lo difícil en este sector. Y hasta que no se vende esa botella, no empiezan a sumar los números de la bodega.
Una noche de lloros infantiles del año 2012 y meciendo a mi hija María, vino a mi cabeza el nombre de la que iba a ser mi empresa: The Wine Studio. Imaginaba un lugar de creación y aprendizaje en torno al vino, con un enfoque internacional y un toque de frescura.