Hace un año redescubríamos en este blog la extraordinaria diversidad de Ribera del Duero. Entonces hablábamos de la pluralidad de estilos, de la riqueza geográfica y de la evolución de una región con una gran riqueza histórica, capaz de evolucionar a toda velocidad sin perder su esencia.
Entonces llevábamos ya un año trabajando en el curso Ribera del Duero Wine Educator, encargado por el consejo regulador de la DO. Nos ha llevado un año más finalizar el libro y diseñar un programa que hiciera honor a una región vitícola sorprendente y con muchos más matices de lo que conocemos la mayoría de mortales. Nos habéis visto con entusiasmo y cuaderno en mano. Porque esta vez no íbamos de visita, sino como parte activa del primer Ribera del Duero Wine Educator Program, un viaje formativo y experiencial para formadores curtidos procedentes de todo el mundo con los que pudimos vivir de primera mano la emocionante realidad de esta región. El objetivo: formar comunicadores y formadores capaces de interpretar y transmitir la identidad ribereña con rigor, profundidad y emoción.
Desde el primer brindis de bienvenida en Hotel Torremilanos, con Ricardo Peñalba como anfitrión y una selección de claretes, cosechas y reservas que ya anunciaba el nivel del programa, hasta la última comida en una de las bodegas subterráneas de Atauta, acogidos por su octogenario alcalde pedáneo. Todo fue revelador. Cada jornada entre viñedos, bodegas, ponencias y catas nos ofreció una panorámica en alta definición de la región.
El “WOW” del primer día
Desde Roa, corazón institucional de la denominación, se inició la ruta con una sesión de bienvenida a cargo de tres pilares del Consejo Regulador: Pablo Baquera (Marketing Director), Alberto Tobes (Director de Viticultura y Enología) y Alejandro González (Director Técnico). Junto a ellos, claro, nuestros “enviados especiales”, Elisa Errea y Nygil Murrell trazaron la hoja de ruta de esta formación tan exigente como inspiradora.
De la variada primera cata ya se generó el convencimiento que aquí hay mucho material de primer nivel. De ahí en adelante, el programa fue un viaje a través de voces expertas y paisajes únicos: Álvaro Izquierdo, enólogo y director técnico de Dominio de Cair, nos habló de origen varietal, mínima intervención y experimentación con la bobal y monastrell originalmente escondida en los viñedos de Tinto Fino, abriendo nuevas puertas al discurso ribereño. Jesús Sastre, desde su Pago de Santa Cruz, nos ofreció una masterclass en terroir, carácter e ideas claras. , mostrando cómo una misma parcela puede ofrecer múltiples expresiones según añada y manejo. En Condado de Haza, la segunda generación de la familia Fernández Rivera —Lucía Pascual y Rodrigo Pons— nos recibió con hospitalidad y transparencia, compartiendo la historia de un proyecto que sabe adaptarse sin perder su alma. El broche lo puso Almudena Alberca MW con una sesión magistral: A Winemaker’s Guide to Tinto Fino.
Viticultura, claretes y blancos con alma
Desde Los Perejiles en Tubilla del Lago, nuestro querido y admirado Manuel del Rincón (Bodegas Marta Maté) nos explicó la realidad sobre el trabajo en viñedos viejos. Sus luces -muchas- y sus sombras -mucho trabajo, bajos rendimientos y estar permanentemente de guardia- . Luego, Noelia Callejo (Félix Callejo), Cristina Alonso y Fernando Ortiz (Territorio Luthier) y Pilar Zapatero (El Lagar de Isilla) nos condujeron por una vibrante cata de claretes y rosados en La Casona de La Vid, seguida de un almuerzo tradicional con lechazo, ¡que no falte! Por la noche, increíble cena en La Pícara Gastroteca, precedida de una cata de blancos dirigida por Nygil Murrell, donde vinos de Dominio del Pidio, Valtravieso, Territorio Luthier y Arzuaga mostraron el lado menos conocido y uno de los más prometedores de la región con el albillo mayor como protagonista.
No se vayan todavía, que aún hay más…
El tercer día, cuando el grupo ya eran como amigos de toda la vida, fue una oda a la excelencia. En Vega Sicilia, Gonzalo Iturriaga nos guió por una visita y cata privada de los vinos de uno de los buques insignia de la región. El almuerzo tuvo lugar en el estrellado Ambivium, donde Fernando Moret diseñó un menú de armonía muy didáctico con vinos de Milsetentayseis y Pago de Carraovejas. Por la tarde, Jorge Peique (enólogo responsable en Conde de San Cristóbal) nos llevó al asomadero del Páramo de La Arenosa (ver imagen), donde batidos por el viento charlamos sobre la adaptación al cambio climático.
Despedida y ¿cierre?
La última jornada nos llevó al este de la denominación, donde Jaime Suárez (Dominio de Atauta) y Bertrand Sourdais (Dominio de ES) nos guiaron por viñedos, lagares subterráneos y emocionantes catas en los viñedos con vinos de Antídoto, Dominio de Atauta, Dominio de ES y Valdegatiles. No sólo catar, sino que sentir y escuchar sus discursos, compartir su visión y entender sus propósitos, hicieron mucho más grande la experiencia y nos ayudaron a entender la historia de Ribera del Duero.
Este curso ha sido, en definitiva, una declaración de intenciones. Ribera del Duero no se conforma con hacer grandes vinos: quiere contarlos con verdad. Y para eso, apuesta por formar a quienes tienen la misión de hablar de vino con criterio y sensibilidad.
En The Wine Studio, estamos orgullosos de haber contribuido al diseño y la ejecución de este proyecto pionero. Nos volvemos con el corazón lleno, la mandíbula desencajada de las risas, y la inspiración en modo ON. Porque sí, hemos aprendido mucho. Pero sobre todo, hemos sentido que Ribera del Duero late a tope.
Equipo The Wine Studio